. . . . .
En la noche fría dejan sus moradas,
viniendo a este mundo a expiar las culpas.
Mas después de las nueve y en lontananza
multitud de luces caminan sin rumbo.
¡A Santa Compaña!
.....
Por la cerradura sacan a los dormidos
para que se unan a ellos y a su tan lúgubre marcha.
Mas pobre de aquel que no pase por muerto,
porque le entregan un cirio y ese no vuelve a su lecho.
¡A Santa Compaña!
Golpes bajos