Cuando, dormido tú, me echo en tu alma
y escucho, con mi oído
en tu pecho desnudo,
tu corazón tranquilo, me parece
que, en su latir hondo, sorprendo
el secreto del centro
del mundo.
y escucho, con mi oído
en tu pecho desnudo,
tu corazón tranquilo, me parece
que, en su latir hondo, sorprendo
el secreto del centro
del mundo.
...
Juan Ramón Jiménez
1 comentario:
Esa suavidad de una respiración que nos hace "vida".
Te dejo un beso Soleado
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